¿Qué es una
impresora 3D?
Vamos a empezar por el principio: a
día de hoy la impresión 3D no es todavía un fenómeno masivo en el ámbito
doméstico, o como mínimo podríamos decir que no ha llegado a convertirse en un
objeto cotidiano en el hogar, como sí lo son las impresoras de tinta
convencionales. Mucha gente desconoce los conceptos fundamentales de la
impresión 3D y por ello vamos a intentar resumirlos brevemente en este post.
Una impresora 3D es un dispositivo
capaz de generar un objeto sólido tridimensional mediante (y ahí radica la
principal diferencia con los sistemas de producción tradicionales) la adición
de material. Los métodos de producción tradicionales son sustractivos, es
decir, generan formas a partir de la eliminación de exceso de material. Las
impresoras 3D se basan en modelos 3D para definir qué se va a imprimir. Un
modelo no es sino la representación digital de lo que vamos a imprimir mediante
algún software de modelado.
Por dar un ejemplo de lo anterior, con una
impresora 3D podríamos generar una cuchara, o cualquier otro objeto que podamos
imaginar, usando tan solo la cantidad estrictamente necesaria de material, y
para hacerlo deberemos tener la representación del objeto en un formato de
modelo 3D reconocible para la impresora.
Los materiales que actualmente pueden
utilizarse para ‘imprimir’ son variados y lo cierto es que influyen bastante en
el coste de la impresora. Cualquier impresora de bajo coste suele funcionar con
termoplásticos como el PLA o ABS. Pero nos encontramos impresoras capaces de
trabajar con metal, fotopolímeros o resina líquida, aunque resultan
prohibitivas para entornos no industriales.
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